miércoles, 5 de julio de 2017

Espiritismo, de Francia para el Brasil

Traducción al Español por Jaime Baquerizo S. 

Espiritismo, de Francia para el  Brasil

Los efectos del eclecticismo y de la heterodoxia en el movimiento espírita francés


Por Artur Felipe de Azevedo Ferreira


Pierre-Gaëtan Leymarie (1827-1901)

Como es bien sabido, el Espiritismo surgió en Francia en 1857, con la publicación de "El Libro de los Espíritus" por el profesor Hippolyte Léon Denizard Rivail, que utilizó del pseudónimo "Allan Kardec" para que quedara bien marcada la distinción de su trabajo con otros oriundos de su profesión como respetado pedagogo, discípulo de Pestalozzi.

Con el éxito alcanzado por la primera obra de la Codificación Espírita, base de todo el edificio doctrinal, Allan Kardec decidió fundar, en París, el 1 de abril de 1858, la "Sociedad Parisiense de Estudios Espíritas", cuya existencia se justificó de la siguiente manera:

"La extensión por así decir universal que toman diariamente las creencias espíritas hacían desear vivamente la creación de un centro regular de observaciones. Esta brecha acaba de cumplimentarse.

La sociedad cuya formación tenemos el placer de anunciar, compuesta exclusivamente de personas serias, exentas de prevenciones y animadas del sincero deseo de esclarecimiento, contó desde el principio entre sus asociados, con hombres eminentes por su saber y por su posición social.

Estamos convencidos de que está llamada a ofrecer incontestables servicios a la constatación de la verdad. Su ley orgánica le asegura una homogeneidad sin la cual no habrá vitalidad posible; Se basa en la experiencia de los hombres y de las cosas y en el conocimiento de las condiciones necesarias a las observaciones que son el objeto de sus investigaciones.

Viniendo a París, los extraños que se interesan por la doctrina espírita tendrán un centro al que podrán dirigirse y comunicar sus propias observaciones”.


De acuerdo con el informe de abril de 1862, publicado en la Revista Espírita, la Sociedad experimentó considerable crecimiento en sus primeros años de funcionamiento, con 87 socios efectivos pagadores, contando entre los miembros: científicos, literatos, artistas, médicos, ingenieros, abogados, Magistrados, miembros de la nobleza, oficiales del ejército y de la marina, funcionarios civiles, empresarios, profesores y artesanos.

El número de visitantes llegaba a casi 1500 personas al año, considerable para la época.

Kardec, que desempeñaba el cargo de presidente desde la creación de la entidad, fatigado con el exceso de trabajo y aburrido con las querellas administrativas, en varias ocasiones, expresó el deseo de renunciar.

Pedido, sin embargo, por los Espíritus coordinadores del trabajo, continuó en el ejercicio de la presidencia hasta la fecha de su desencarnación.

Como se puede notar claramente en escritos, documentos y testimonios de la época, el Codificador era riguroso en el cumplimiento de las disposiciones estatutarias y en la disciplina en la conducción de las actividades allí realizadas.

Exigía de todos los participantes extrema seriedad y eso contribuyó a dar mucha credibilidad a la institución y a sus pronunciamientos acerca de los asuntos tratados.

Era extremadamente prudente y austero en los pareceres marcados y nunca permitió que la Sociedad se convirtiera en arena de controversias y debates estériles, generalmente fomentados por individuos interesados ​​en desviar el Espiritismo de los rumbos establecidos en las obras de la Codificación.

Con la desencarnación de Allan Kardec en 1869, víctima de un aneurisma, uno de sus colaboradores más directos, Pierre Gaëtan Leymarie, pasó a ejercer las funciones de redactor jefe y director de la Revue Spirite (1870 a 1901) y gerente de la "Revue Spirite" Librairie Spirite "(1870 a 1897).

Sin embargo, sin las mismas credenciales del Codificador y por su excesivo espíritu de tolerancia, no fue capaz de obstruir la acción de (pseudos) adeptos que desvirtuaron la finalidad de la Revista, abriendo sus páginas a la propaganda de filosofías espiritualistas, incluso a la de Roustaing, Que difiere del Espiritismo.

Al mismo tiempo, la desvirtuación de las finalidades de la Revista Espírita, en la que se ofreció "terreno libre a luchadores de todas las corrientes con la condición de que defendiesen causas espiritualistas o de orden esencialmente humanitaria y moral, exponiéndose así a las críticas acertadas de unos, a las acusaciones o descontento de otros... ", según cuenta en la obra" Proceso de los Espíritas "(ed. FEB, 1977, págs. 22/23 de la 2ª edición).

En esos "luchadores de todas las corrientes" se incluían adeptos del orientalismo, como teosofistas, budistas, ocultistas, esotéricos, etc., como consta en la obra "Allan Kardec" (FEB, vol. III) de Zêus Wantuil y Francisco Thiesen.

Esta es, por lo tanto, la causa de la desaparición del Espiritismo en Francia; El sincretismo, miscelánea del Espiritismo con otras corrientes espiritualistas, desfigurando por completo la práctica espírita, que hasta hoy se confunde, en Francia y en prácticamente toda Europa, con toda suerte de supersticiones, como la astrología, quiromancia, hechicería, brujería, etc.

En Brasil…

En Brasil, en la actualidad, lo que podemos ver claramente es que la historia se repite, siendo que la táctica de los enemigos velados del Espiritismo continúa siendo la misma: proponer y forzar la sorpresa, puerta de cuestionables prácticas e ideas en el seno del movimiento espírita brasileño.

Por un lado, tuvimos la adopción de las obras de Roustaing por la Federación Espírita Brasileña, acogidas por sus miembros y apodados como "Curso Superior de Espiritismo", "Cuarta Revelación" y "Revelación de la Revelación".

Gracias a eso, hasta hoy sentimos el reflejo de esa política febiana, en la medida en que en el movimiento se instauró con una mentalidad suave, subordinada o servil  y eclesiástica, erróneamente confundida con postura caritativa y tolerante, debido a toda una serie de obras, no  mediúmnicas, que, aunque no mencionaban a Roustaing o sus obras, consiguieron inculcar, subrepticiamente, el ideario neo-docetista en el seno del Movimiento.

Por otro lado, y adoptando ideas diferentes a las del rustenismo (roustainguismo), los simpatizantes del orientalismo insisten, con base principalmente en los dictados del espíritu Ramatis al médium espiritualista Hercílio Maes, en dar al Espiritismo una faceta mística calcada en las religiones orientalistas del pasado y en la Teosofía, juzgadas capaces de enriquecer el Espiritismo.

Para ello, no se esconden en llamar a Kardec de anticuado o superado (y, consecuentemente, las obras de la Codificación Espírita), y la Doctrina de carente remiendos, considerando como principal artífice de esa "misión" el propio espíritu Ramatis y sus confusos dictados, Fachada de "universalismo", término generalmente utilizado para encubrir ideas sincretistas y prácticas fetichistas.

A la lista de "innovaciones" propugnada por estos reductos de sectas o cultos es extensa:

  • La adopción de la astrología, la apometría, los rituales, las terminologías extrañas al Espiritismo,

  • Creencia en profecías de destrucción del planeta,

  • Creencia en extra e intraterrenos con misión de salvar el planeta, y

  • toda suerte de divagaciones místicas sin la menor base lógica o fáctica,

  • generalmente induciendo a una alienación místico-religiosa que en nada se debe a las religiones dogmáticas tradicionales, sólo que con una faceta diferente, de cuño esencialmente esotérico.

Por lo tanto, mientras encaramos todo esto de brazos cruzados, víctimas de la falsas ideas de que estaremos siendo intolerantes y anti fraternos al aclarar y no compaginar con ese intento de desvirtuamiento del entendimiento y de la práctica espírita dentro y fuera de los centros espíritas y federaciones, todo se quedará como está, con tendencia a empeorar, tal como sucedió con el propio Cristianismo, hoy una auténtica colcha de retazos debido a los mismos factores que hoy amenazan al Espiritismo.


El articulista Vanda Simões, atento o alerta a esa realidad, escribió ciertos hechos en un interesante artículo titulado "Nuestros Espíritas Imperfectos" que aquí transcribimos y utilizamos para concluir nuestras consideraciones:

Allan Kardec afirmó una vez, que los peores enemigos del Espiritismo estarían entre sus pares. Puede parecer una declaración demasiado dura y radical, pero vino de él mismo y él sabía de lo que estaba hablando.

Hoy, en ese mundo de tanta confusión, el Movimiento Espírita se ve envuelto en un enmarañado de tonterías que dejan a los espíritas serios preocupados por el destino de la doctrina en el mundo. Se cree que una filosofía tan racional y desencadenante puede haber generado a personas con una visión tan estrecha y engullida de la vida.

Una de dos: o la Doctrina Espírita es defectuosa o los espíritas no comprendieron su alcance moral. Sabiendo que la primera hipótesis no puede ser verdad, nos resta la realidad de la segunda.

La prueba de ello está en la forma en que la Doctrina se practica en los centros espíritas del país entero, con réplicas perfectas en el exterior (principalmente en Portugal y en los Estados Unidos), "formando" adeptos que de espíritas sólo tienen el nombre.

Son los espíritas los imperfectos, de que está lleno el movimiento, como por ejemplo, los que vienen a público afirmar que Kardec está superado y que necesita ser reinterpretado, cuando aún no se conoce a fondo el diez por ciento de su pensamiento. Se consideran sabios en Espiritismo por haber leído las obras básicas, y toda la literatura accesoria, psicografiada o no.

Y leer es una cosa. Estudiar, entender y comprender es otro bien diferente. (...)

(...) Los espíritas "modernos" parecen desconocer tal cosa.

Y si se conocen, no dan la menor importancia, pues defienden ideas esdrújulas y contrarias a los fundamentos Kardecianos, basados ​​en escritos dictados por Espíritus engañadores y pseudo-sabios.

Estas ideas se infiltran con facilidad en nuestro medio, porque encuentran el terreno fértil de la ingenuidad y la falta del estudio que hace que todo se acepte sin examen, sin criterio.

Es tiempo de cambios.

El milenio termina y se inicia una nueva fase para el planeta.

Los centros espíritas necesitan prepararse para amparar al hombre dentro de una filosofía de vida mejor, más justa y más plena de comprensión de las cosas divinas.
Para ello, se necesita espíritas serios, que comprendan el verdadero sentido del Espiritismo, que puedan traer dentro de las casas espíritas un nuevo orden de prácticas y metas, formando verdaderamente hombres de bien.

Que puedan sacar de los centros todo lo que no sirve para la edificación del ser.

En fin, mostrar a los fariseos modernos la verdadera cara de la Doctrina Espírita como agente modificador de la humanidad y no como instrumento de glaréolas, de mera promoción personal y fábrica de fantasías.

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