martes, 20 de marzo de 2018

De la Sombra del Dogma, a la Luz de la Razón. (EL TEMA DE DIOS).



Pedro A. Barboza de La Torre.
Libro
De la Sombra del Dogma, a la Luz de la Razón.

Capítulo IV

EL TEMA DE DIOS.

"La fe no es creer lo que no vimos, sino crear lo que no vemos. Crearlo y vivirlo... Fe tiene quien en sí confía".
                     
                     Unamuno.





Común al hombre civilizado y al hombre salvaje, es la idea de que existe una Inteligencia Suma, una Causa de cuanto existe, la Fuerza de las Fuerzas, que en el Mundo Occidental recibe el nombre de Dios. Para algunos, estudiar qué es Dios, revela duda.

Dios no puede ser definido. Definir es delimitar; pero, Dios no es contenido. Ha de pensársele en todas partes, más como esencia que como presencia. Es lo que se entiende por infinito.

Pero, si no es definible, sí se puede tener de él un concepto. La idea fundamental que hay en Dios, es la de Ley, de Ley moral, principalmente. Siempre se piensa de él, como la fuente general, primera y eterna de la vida que anima el Universo y se refleja en cada parte del mismo. Para demostrar su realidad, los filósofos han echado mano a pruebas metafísicas y morales.

Camilo Flammarion, con su libro Dios en la Naturaleza, parece ser quien mejores argumentos ofrece, para comprender a Dios como un Ser que no puede ser entregado en bandeja.

Pero, en el concepto de los cristianos;

Dios es un hombre envejecido; esto es, un ser que morirá.

Es antropomorfo; por lo mismo que lo muestra con forma de hombre.

Iracundo; detonante como Júpiter, y esto solo, lo hace defectuoso, puesto que puede ser presa de la ira.

Injusto; al decir que declaró a Israel como su pueblo preferido, eligiéndolo como su familia.

Impotente; puesto que no pudo impedir que el Diablo le echara a perder la obra del Paraíso.

Poderoso; al crear la luz, con sólo decir: "¡Hágase la luz!",

        Y al mismo tiempo

Impotente; pues, para crear al hombre, necesitó trabajar con sus manos el barro de la Tierra, habiendo podido decir, "¡Hágase el hombre!".

Además, lo hacen "trino"; demostrando con ello la influencia egipcia introducida al Cristianismo.

En efecto, es de los egipcios la expresión de "Dios Padre, Hijo y Espíritu". Así fue introducida esta imitación. Años después, se le agregó otra palabra; la de "Santo".

Con esta frase, los egipcios decían que:

Dios era el Padre de todo; Su Hijo era el Universo, cuya vida recibe de Dios, mediante el Espíritu.

Pero, en el concepto del ESPIRITISMO;

En definitiva, el Espiritismo tiene un concepto de Dios, diferente del que conserva el Cristianismo.

Porque, para el Espiritismo;

Dios es Espíritu Puro. No es un Espíritu, sino Espíritu.

No es antropomorfo, no envejece, es todo Amor y jamás se deja arrastrar por la ira, ni por la injusticia.

Dios no tiene pueblo preferido, ni raza preferida, ni hombre preferido.

Para el Espiritismo el Diablo no existe, ni jamás ha existido.

Dios no está dividido en tres personas.

Esta diferencia conceptual, es evidente ante la actitud del cristiano y el espiritista ante Dios.

Los cristianos, y también los islámicos, los budistas, los brahmanes, etc., creen en Dios, mientras los espiritistas lo sienten.

Los religiosos lo temen, los espiritistas lo aman.

Los creyentes se sirven de él, para entregarle sus problemas, o para atribuir a su voluntad lo que ocurre, sea bueno o malo.

Los espiritistas sirven a Dios, al punto, de que están convencidos, con razonamientos filosóficos, de que cada espíritu debe "perfeccionarse", como parte de la misión que Dios ha señalado al hombre.

Los seguidores de cada religión pretenden que Dios sea para ellos, sólo para los adeptos de dicha religión; lo hacen un Dios "exclusivo".

Los espiritistas, por el contrario, hacen a Dios extensivo, para todos los hombres, y hasta admiten, que Dios tiene que proteger más a quien, por atraso en la evolución espiritual, todavía no muestra una avanzada espiritualidad.

Como los Espiritistas son los paladines de la libertad, y aún más, de la libertad de pensamiento, nadie puede prohibirles, ni impedirles, que lo lean todo, lo estudien y lo investiguen todo. Por lo mismo, estudian religiones comparadas y no sólo libros de Espiritismo.

Sin caer en la posición de confianza indiferente del creyente, que sólo hace eso, creer, el espiritista conoce que lo físico y lo moral están gobernados por leyes, que denotan una inteligencia profunda.

Hay en la naturaleza un orden y una armonía, que no pueden ser producidas por el caos y la casualidad. No proceden de una fuerza ciega, ni del hombre, que es ser limitado. Si es una inteligencia, no puede radicar sino en un Ser; esto es, algo que existe, que es; pero que no tiene forma.

No puede el espiritista desentenderse de su estudio; porque viviría en la ignorancia.

No tiene nombre propio, y los hombres le han puesto muchos. El escritor Eduardo Alfonso, autor del libro Problemas Religiosos, recopiló 498.

Allah               (Arabia).
A-pa                (Sur de China).
Asdaluz           (Armenia).
Akua                (Hawái),
Bog                  (Rusia y Bulgaria).
Ciong-Di           (China).
Deus                (Portugal),
Deva                (Indostán).
Dieu                 (Francia).
Iddio                (Italia).
God                  (Inglaterra),
Jehova             (Israel).
Kami                (Japón).
Khuda              (Turquía).
Pachacamac   (Perú).
Ra                    (Egipto).
Ormuz              (Persia).

Son algunos de tantos nombres. Pero, por encima de la diferencia idiomática, es el Padre Universal, y así se le suele mencionar en los libros espiritas.

O como dice Dante:

"Es el Punto al cual están presentes todos los tiempos" (Paraíso XVII).

O tal vez, como lo concibió Pitágoras:

"Para representar a Dios, el sabio escribe la Unidad. Dios es un círculo cuyo centro está en todas partes y la circunferencia en ninguna".

El Espiritismo no comparte la noción de Dios, que aparece en el Capítulo I de la Constitución "Dei Filius", donde el Vaticano dice:

"Hay un solo Dios vivo y verdadero, Criador y Señor del Cielo y la Tierra, omnipotente, eterno, inmenso, incomprensible, infinito en su entendimiento, voluntad y toda suerte de perfección".

Los espiritistas no comparten esta noc10n; porque contiene error al afirmar que es "incomprensible". Esto es falso. Es posible que no lo comprenda el redactor de ese texto. También podría resultar "incomprensible" el Jehová bíblico, o el Dios que bendice las armas de los ejércitos conquistadores, o el que inviste a un tirano durante 36 años, "por la Gracia de Dios".

Pero, el Dios explicado por los espíritus misioneros que comunicaron las enseñanzas que están en la Codificación, jamás ha sido ni será incomprensible.

Es imposible seguir en este tema las enseñanzas de la Iglesia, y esto está dicho con todo respeto; porque, mientras afirma:

Santo Tomás, "Todos participamos de la esencia de Dios".
Mientras que;
San Pablo, en el Areópago griego dijo: "Porque dentro de Dios vivimos, nos movemos y existimos, y como algunos de vuestros profetas dijeron:
"Somos del mismo linaje o descendencia del mismo Dios".

Mientras se dice esto, por otra parte en él, Canon 39 del Concilio Vaticano, dice otra cosa;
(Canon "De Deo rerum omnium creatore"):
"Si algunos dijere que una sola y misma cosa es la substancia o esencia de Dios y de todas las cosas, sea anatematizado".

Y en la "Doctrina Cristiana", se lee:
"Dios está en todo por esencia, presencia y potencia".

La vida puede sernas desconocida totalmente, o sólo parcialmente conocida; pero, nada tiene de misterio, entendiendo por tal, una causa sobrenatural, algo que el hombre nunca podría comprender.

Para el Espiritismo, el misterio no existe. Antes se hablaba del misterio de la muerte, y ahora ya no se puede decir lo mismo; porque, gracias al Espiritismo y otras ciencias, la muerte no es el término final de la vida, ni el resultado de la venganza de un hechicero, sino parte de la vida misma.  Así es como debe pensarse científicamente. Es así como piensan los espiritistas. Un espiritista sinceramente científico, estudioso y libre pensador, no puede compartir lo que el Cristianismo vigente sostiene al respecto.

En el Capítulo IV de las conclusiones del Concilio Vaticano, titulado "De fide et ratione", se afirma:

"Si alguno dijere que en la revelación divina no se contiene misterio alguno, verdadero y propiamente dicho, sino que pueden todos los dogmas de la fe ser entendidos y deducidos con evidencia por la razón convenientemente impuesta en los principios naturales, sea anatematizado".

Evidentemente, este Cristianismo nada tiene de persuasivo; pero, donde resulta mucho más difícil admitir que el Espiritismo sea el mismo Cristianismo, es en la siguiente enseñanza de la Teología:

Dios "no es ni cuerpo, ni espíritu, ni substancia, ni ser; sino sobre-corporal, sobre-espiritual, sobre-substancial y sobre-esencial".

Por mucho esfuerzo que se quiera hacer, todo eso resulta incomprensible. Por lo mismo, es dogma y los cristianos deben admitirlo por fe teologal, irracional. Sin embargo, algunos que hablan ampulosamente de la ciencia espírita, continúan apegados a las creencias y dogmas del Cristianismo, en la forma como la gente lo conoce; porque, ignoran el Cristianismo primitivo. Más adelante habrá ocasión de demostrar, que tampoco aquel Cristianismo es el mismo Espiritismo. O, si se desea decirlo de otra manera, que el Espiritismo no es el mismo Cristianismo primitivo, ni mucho menos redimido