Traducción al Español por Jaime Baquerizo S.
Link original; https://memoriaspirito.wordpress.com/93-2/ecletfran/
Espiritismo, de Francia para el Brasil
Los
efectos del eclecticismo y de la heterodoxia en el movimiento espírita francés
Por Artur
Felipe de Azevedo Ferreira
Pierre-Gaëtan Leymarie (1827-1901)
Como es bien sabido, el
Espiritismo surgió en Francia en 1857, con la publicación de "El Libro de
los Espíritus" por el profesor Hippolyte Léon Denizard Rivail, que
utilizó del pseudónimo "Allan
Kardec" para que quedara
bien marcada la distinción de su trabajo con otros oriundos de su profesión
como respetado pedagogo, discípulo de Pestalozzi.
Con el éxito alcanzado por la primera
obra de la Codificación Espírita, base de todo el edificio doctrinal, Allan
Kardec decidió fundar, en París, el 1 de abril de 1858,
la "Sociedad Parisiense de Estudios Espíritas",
cuya existencia se justificó de la siguiente manera:
"La extensión por así decir universal que toman diariamente
las creencias espíritas hacían desear vivamente la creación de un centro
regular de observaciones. Esta brecha acaba de cumplimentarse.
La sociedad cuya formación tenemos el placer de anunciar,
compuesta exclusivamente de personas serias, exentas de prevenciones y animadas
del sincero deseo de esclarecimiento, contó desde el principio entre sus
asociados, con hombres eminentes por su saber y por su posición social.
Estamos convencidos de que está llamada a ofrecer incontestables
servicios a la constatación de la verdad. Su ley orgánica le asegura una
homogeneidad sin la cual no habrá vitalidad posible; Se basa en la experiencia
de los hombres y de las cosas y en el conocimiento de las condiciones
necesarias a las observaciones que son el objeto de sus investigaciones.
Viniendo a París, los extraños que se interesan por la doctrina
espírita tendrán un centro al que podrán dirigirse y comunicar sus propias
observaciones”.
De acuerdo con el
informe de abril de 1862, publicado en la Revista Espírita, la Sociedad
experimentó considerable crecimiento en sus primeros años de funcionamiento,
con 87 socios efectivos pagadores, contando entre los miembros: científicos,
literatos, artistas, médicos, ingenieros, abogados, Magistrados, miembros de la
nobleza, oficiales del ejército y de la marina, funcionarios civiles,
empresarios, profesores y artesanos.
El número de visitantes
llegaba a casi 1500
personas al año, considerable
para la época.
Kardec, que desempeñaba
el cargo de presidente desde la creación de la entidad, fatigado con el exceso
de trabajo y aburrido con las querellas administrativas, en varias ocasiones,
expresó el deseo de renunciar.
Pedido, sin embargo,
por los Espíritus coordinadores del trabajo, continuó en el ejercicio de la
presidencia hasta la fecha de su desencarnación.
Como se puede notar
claramente en escritos, documentos y testimonios de la época, el Codificador
era riguroso en el cumplimiento de las disposiciones estatutarias y en la
disciplina en la conducción de las actividades allí realizadas.
Exigía de todos los
participantes extrema seriedad y eso contribuyó a dar mucha credibilidad a la
institución y a sus pronunciamientos acerca de los asuntos tratados.
Era extremadamente
prudente y austero en los pareceres marcados y nunca permitió que la Sociedad
se convirtiera en arena de controversias y debates estériles, generalmente
fomentados por individuos interesados en desviar el Espiritismo de los rumbos
establecidos en las obras de la Codificación.
Con la desencarnación
de Allan Kardec en 1869, víctima de un aneurisma, uno de sus colaboradores más
directos, Pierre
Gaëtan Leymarie, pasó a ejercer las funciones de redactor jefe y
director de la Revue
Spirite (1870 a 1901) y gerente de la "Revue Spirite"
Librairie
Spirite "(1870 a 1897).
Sin embargo, sin las
mismas credenciales del Codificador y por su excesivo espíritu de tolerancia,
no fue capaz de obstruir la acción de (pseudos) adeptos que desvirtuaron la
finalidad de la Revista, abriendo sus páginas a la propaganda de filosofías
espiritualistas, incluso a la de Roustaing, Que difiere del Espiritismo.
Al mismo tiempo, la
desvirtuación de las finalidades de la Revista Espírita, en la que se ofreció "terreno
libre a luchadores de todas las corrientes con la condición de que defendiesen
causas espiritualistas o de orden esencialmente humanitaria y moral,
exponiéndose así a las críticas acertadas de unos, a las acusaciones o
descontento de otros... ", según
cuenta en la obra" Proceso de los Espíritas "(ed. FEB,
1977, págs. 22/23 de la 2ª edición).
En esos "luchadores
de todas las corrientes" se
incluían adeptos del orientalismo, como teosofistas, budistas, ocultistas,
esotéricos, etc., como consta en la obra "Allan Kardec" (FEB, vol. III) de Zêus
Wantuil y Francisco Thiesen.
Esta
es, por lo tanto, la causa de la desaparición del Espiritismo en Francia; El
sincretismo, miscelánea del Espiritismo con otras corrientes espiritualistas,
desfigurando por completo la práctica espírita, que hasta hoy se confunde, en
Francia y en prácticamente toda Europa, con toda suerte de supersticiones, como
la astrología, quiromancia, hechicería, brujería, etc.
En
Brasil…
En Brasil, en la
actualidad, lo que podemos ver claramente es que la historia se repite, siendo
que la táctica de los enemigos velados del Espiritismo continúa siendo la
misma: proponer y forzar la sorpresa, puerta de cuestionables prácticas e ideas
en el seno del movimiento espírita brasileño.
Por un lado, tuvimos la
adopción de las obras de Roustaing por
la Federación Espírita Brasileña, acogidas por sus miembros y apodados como
"Curso
Superior de Espiritismo", "Cuarta Revelación" y "Revelación de la
Revelación".
Gracias a eso, hasta
hoy sentimos el reflejo de esa política febiana, en la medida en que en el
movimiento se instauró con una mentalidad suave, subordinada o servil y eclesiástica, erróneamente confundida con
postura caritativa y tolerante, debido a toda una serie de obras, no mediúmnicas, que, aunque no mencionaban a Roustaing
o sus obras, consiguieron inculcar, subrepticiamente, el ideario neo-docetista en el seno del Movimiento.
Por otro lado, y
adoptando ideas diferentes a las del rustenismo (roustainguismo), los
simpatizantes del orientalismo insisten, con base principalmente en los
dictados del espíritu Ramatis al médium espiritualista Hercílio Maes,
en dar al Espiritismo una faceta mística calcada
en las religiones orientalistas del pasado y en la Teosofía, juzgadas capaces
de enriquecer el Espiritismo.
Para ello, no se esconden
en llamar a Kardec de anticuado o superado (y, consecuentemente, las obras de la
Codificación Espírita), y la Doctrina de carente remiendos,
considerando como principal artífice de esa "misión" el propio espíritu Ramatis
y sus confusos dictados, Fachada de "universalismo", término generalmente
utilizado para encubrir ideas sincretistas y prácticas fetichistas.
A la lista de "innovaciones" propugnada por estos reductos de
sectas o cultos
es extensa:
- La adopción de la astrología, la apometría, los rituales, las terminologías extrañas al Espiritismo,
- Creencia en profecías de destrucción del planeta,
- Creencia en extra e intraterrenos con misión de salvar el planeta, y
- toda suerte de divagaciones místicas sin la menor base lógica o fáctica,
- generalmente induciendo a una alienación místico-religiosa que en nada se debe a las religiones dogmáticas tradicionales, sólo que con una faceta diferente, de cuño esencialmente esotérico.
Por lo tanto, mientras
encaramos todo esto de brazos cruzados, víctimas de la falsas ideas de que
estaremos siendo intolerantes y anti fraternos al aclarar y no compaginar con
ese intento de desvirtuamiento del entendimiento y de la práctica espírita
dentro y fuera de los centros espíritas y federaciones, todo se quedará como
está, con tendencia a empeorar, tal como sucedió con el propio Cristianismo,
hoy una auténtica colcha de retazos debido a los mismos factores que hoy
amenazan al Espiritismo.
El articulista Vanda Simões,
atento o alerta a esa realidad, escribió ciertos hechos en un interesante
artículo titulado "Nuestros Espíritas Imperfectos" que aquí
transcribimos y utilizamos para concluir nuestras consideraciones:
Allan
Kardec afirmó una vez, que los peores enemigos del Espiritismo estarían entre
sus pares. Puede parecer una declaración demasiado dura y radical, pero vino de
él mismo y él sabía de lo que estaba hablando.
Hoy,
en ese mundo de tanta confusión, el Movimiento Espírita se ve envuelto en un
enmarañado de tonterías que dejan a los espíritas serios preocupados por el
destino de la doctrina en el mundo. Se cree que una filosofía tan racional y
desencadenante puede haber generado a personas con una visión tan estrecha y
engullida de la vida.
Una
de dos: o la Doctrina Espírita es defectuosa o los espíritas no comprendieron
su alcance moral. Sabiendo que la primera hipótesis no puede ser verdad, nos resta la
realidad de la segunda.
La
prueba de ello está en la forma en que la Doctrina se practica en los centros
espíritas del país entero, con réplicas perfectas en el exterior
(principalmente en Portugal y en los Estados Unidos), "formando"
adeptos que de espíritas sólo tienen el nombre.
Son los
espíritas los imperfectos, de que está lleno el movimiento, como por ejemplo,
los que vienen a público afirmar que Kardec está superado y que necesita ser
reinterpretado, cuando aún no se conoce a fondo el diez por ciento de su
pensamiento. Se consideran sabios en Espiritismo por haber leído las obras
básicas, y toda la literatura accesoria, psicografiada o no.
Y leer es una cosa. Estudiar,
entender y comprender es otro bien diferente. (...)
(...)
Los espíritas "modernos" parecen desconocer tal cosa.
Y si
se conocen, no dan la menor importancia, pues defienden ideas esdrújulas y
contrarias a los fundamentos Kardecianos, basados en escritos dictados
por Espíritus engañadores y
pseudo-sabios.
Estas
ideas se infiltran con facilidad en nuestro medio, porque encuentran el terreno
fértil de la ingenuidad y la falta del estudio que hace que todo se acepte sin
examen, sin criterio.
Es
tiempo de cambios.
El
milenio termina y se inicia una nueva fase para el planeta.
Los
centros espíritas necesitan prepararse para amparar al hombre dentro de una
filosofía de vida mejor, más justa y más plena de comprensión de las cosas
divinas.
Para
ello, se necesita espíritas serios, que comprendan el verdadero sentido del
Espiritismo, que puedan traer dentro de las casas espíritas un nuevo orden de
prácticas y metas, formando verdaderamente hombres de bien.
Que
puedan sacar de los centros todo lo que no sirve para la edificación del ser.
En fin, mostrar a los
fariseos modernos la verdadera cara de la Doctrina Espírita como agente
modificador de la humanidad y no como instrumento de glaréolas, de mera
promoción personal y fábrica de fantasías.
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