DEFINICIÓN
DE
ESPIRITISMO y ESPIRITUALISMO
El ESPIRITISMO
Es una doctrina filosófica que tiene consecuencias
religiosas como toda filosofía espiritualista, y por
esto mismo toca forzosamente las bases fundamentales de todas las
religiones: Dios, el alma y la vida futura; pero no es una religión constituida, dado que no tiene culto, rito ni templo, y que entre sus adeptos ninguno ha
tomado ni recibido título de ningún tipo.
El Espiritismo no posee dogmas, ni cultos, ni ritos, ni ceremonias, ni jerarquías.
No pide, ni admite ninguna FÉ CIEGA, quiere
que todo sea comprendido. Está basado, pues, en principios
independientes de toda cuestión dogmática.
QUÉ
ES EL ESPIRITISMO
Espiritismo
y espiritualismo
El Visitante
En
primer lugar, os preguntaré qué necesidad había de crear los nuevos términos
espírita y espiritismo para sustituir a los de espiritualista y espiritualismo,
que existen en la lengua vulgar y son comprendidos por todos. He oído a alguien
que calificó esos términos de barbarismos.
Allan Kardec.
Desde mucho tiempo atrás el
término espiritualista tiene una acepción bien determinada. La Academia
Francesa nos la da:
ESPIRITUALISTA: aquella
persona cuya doctrina es opuesta al materialismo. Todas las religiones están
necesariamente fundadas en el espiritualismo. El que crea que en nosotros
existe algo más aparte de la materia es espiritualista, lo que no implica la creencia
en los Espíritus y en sus manifestaciones.
¿Cómo podríais distinguirlo de aquel que tiene esta
creencia?
Estaríais obligado a serviros de una
perífrasis, y decir: “Es un espiritualista que cree, o no
cree, en los Espíritus”.
Para las cosas nuevas se necesitan palabras nuevas, a fin
de que evitemos los equívocos. Si yo le hubiese dado a mi Revista la calificación de
espiritualista, no habría especificado su objetivo, porque, sin desmentir al
título, bien podría no haber dicho una sola palabra sobre los Espíritus, e incluso
combatirlos.
Tiempo atrás leí en un periódico un
artículo en el cual se decía, a propósito de una obra filosófica, que el autor
lo había escrito desde el punto de vista espiritualista.
Ahora bien, los partidarios de los
Espíritus habrían quedado especialmente decepcionados si, confiando en esa
indicación, hubieran creído hallar alguna concordancia entre lo que se enseña
en esa obra y las ideas que ellos admiten.
Por consiguiente, si he adoptado los términos espírita y espiritismo, es
porque expresan sin equívocos las ideas relativas a los Espíritus.
Todo espírita es necesariamente
espiritualista, pero no es preciso que todos los espiritualistas sean
espíritas.
Aunque los Espíritus fuesen una quimera, era provechoso adoptar términos
especiales para designar lo que a ellos concierne, dado que las ideas falsas
tanto como las verdaderas deben expresarse con los términos adecuados.
Estas palabras, por otra parte,
no son más bárbaras que aquellas otras que las ciencias, las artes y la
industria crean diariamente; con certeza no lo son más que las que imaginó Gall
para su nomenclatura de las facultades, tales como: secretividad, amatividad, combatividad, alimentatividad,
afeccionividad, etc.
Hay personas que por espíritu de
contradicción critican todo lo que no proviene de ellas, y pretenden darse
aires de opositoras. Aquellos que de ese modo provocan tan mezquinos enredos,
sólo prueban una cosa: la estrechez de sus ideas. Aferrarse a semejantes
bagatelas es demostrar carencia de buenas razones.
Espiritualismo [spiritualism] y espiritualista
[spiritualist] son las palabras inglesas que han sido empleadas en
Estados Unidos desde que comenzaron las manifestaciones de los Espíritus. Al
principio, y durante algún tiempo, también fueron empleadas en Francia.
Pero
desde que aparecieron los términos espírita y espiritismo se comprendió tan
bien su utilidad, que fueron aceptados de inmediato por el público.
Actualmente su empleo se ha consagrado a tal punto que los mismos adversarios
-que fueron los primeros en calificar esos términos de barbarismos- no emplean
otros.
Los sermones y las pastorales que anatematizan al espiritismo y a los espíritas
producirían una enorme confusión en las ideas si estuvieran dirigidos al espiritualismo
y a los espiritualistas.
Bárbaros o no, esos términos están incluidos
desde ahora en la lengua corriente, así como en todas las lenguas de Europa.
Son los únicos empleados en las publicaciones, sean favorables o contrarias,
que se realizan en todos los países, y ocupan el primer lugar en la columna de
la nomenclatura de la nueva ciencia.
Para expresar los fenómenos especiales de esa ciencia, necesitábamos
términos especiales. El espiritismo posee ahora su nomenclatura, como la
química posee la suya.2
Las palabras espiritualismo y espiritualista,
aplicadas a las manifestaciones de los Espíritus, al día de hoy ya no son
empleadas, salvo por los adeptos de la escuela llamada americana.
2 Esas palabras, además, poseen hoy derecho de ciudadanía. Se las
encuentra en el suplemento del Petit Dictionnaire des Dictionnaires français,
extracto de Napoleón Landais, obra cuya tirada llega a los veinte mil
ejemplares. Allí encontramos la definición y la etimología de las palabras:
erraticidad (erraticité), medianímico (médianimique), médium (médium),
mediumnidad (médiumnité), periespíritu (périsprit), pneumatografía
(pneumatographie), pneumatofonía (pneumatophonie), psicógrafo (psychographe),
psicografía (psychographie), psicofonía (psichophonie), reencarnación
(réincarnation), sematología (sématologie), espírita (spirite), espiritismo
(spiritisme), espiritista (spiritiste), estereotita (stéréotite), tiptología
(typtologie). También se encuentran en la nueva edición del Dictionaire
universel de Maurice Lachâtre, con las especificaciones correspondientes. (Nota de Allan Kardec.)
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