sábado, 1 de agosto de 2020

DEFINICIÓN DE ESPIRITISMO y ESPIRITUALISMO.



DEFINICIÓN
DE
ESPIRITISMO y ESPIRITUALISMO




El ESPIRITISMO

    Es una doctrina filosófica que tiene consecuencias religiosas como toda filosofía espiritualista, y por esto mismo toca forzosamente las bases fundamentales de todas las religiones: Dios, el alma y la vida futura; pero no es una religión constituida, dado que no tiene culto, rito ni templo, y que entre sus adeptos ninguno ha tomado ni recibido título de ningún tipo.
     

  El Espiritismo no posee dogmas, ni cultos, ni ritos, ni ceremonias, ni jerarquías.


No pide, ni admite ninguna FÉ CIEGA, quiere que todo sea comprendido. Está basado, pues, en principios independientes de toda cuestión dogmática.



QUÉ ES EL ESPIRITISMO


Espiritismo y espiritualismo

El Visitante

En primer lugar, os preguntaré qué necesidad había de crear los nuevos términos espírita y espiritismo para sustituir a los de espiritualista y espiritualismo, que existen en la lengua vulgar y son comprendidos por todos. He oído a alguien que calificó esos términos de barbarismos.

Allan Kardec.

  Desde mucho tiempo atrás el término espiritualista tiene una acepción bien determinada. La Academia Francesa nos la da:

 ESPIRITUALISTA: aquella persona cuya doctrina es opuesta al materialismo. Todas las religiones están necesariamente fundadas en el espiritualismo. El que crea que en nosotros existe algo más aparte de la materia es espiritualista, lo que no implica la creencia en los Espíritus y en sus manifestaciones.

 ¿Cómo podríais distinguirlo de aquel que tiene esta creencia?

    Estaríais obligado a serviros de una perífrasis, y decir: “Es un espiritualista que cree, o no cree, en los Espíritus”.

     Para las cosas nuevas se necesitan palabras nuevas, a fin de que evitemos los equívocos. Si yo le hubiese dado a mi Revista la calificación de espiritualista, no habría especificado su objetivo, porque, sin desmentir al título, bien podría no haber dicho una sola palabra sobre los Espíritus, e incluso combatirlos.

      Tiempo atrás leí en un periódico un artículo en el cual se decía, a propósito de una obra filosófica, que el autor lo había escrito desde el punto de vista espiritualista.

      Ahora bien, los partidarios de los Espíritus habrían quedado especialmente decepcionados si, confiando en esa indicación, hubieran creído hallar alguna concordancia entre lo que se enseña en esa obra y las ideas que ellos admiten.

        Por consiguiente, si he adoptado los términos espírita y espiritismo, es porque expresan sin equívocos las ideas relativas a los Espíritus.

      Todo espírita es necesariamente espiritualista, pero no es preciso que todos los espiritualistas sean espíritas.

        Aunque los Espíritus fuesen una quimera, era provechoso adoptar términos especiales para designar lo que a ellos concierne, dado que las ideas falsas tanto como las verdaderas deben expresarse con los términos adecuados.

     Estas palabras, por otra parte, no son más bárbaras que aquellas otras que las ciencias, las artes y la industria crean diariamente; con certeza no lo son más que las que imaginó Gall para su nomenclatura de las facultades, tales como: secretividad, amatividad, combatividad, alimentatividad, afeccionividad, etc.

     Hay personas que por espíritu de contradicción critican todo lo que no proviene de ellas, y pretenden darse aires de opositoras. Aquellos que de ese modo provocan tan mezquinos enredos, sólo prueban una cosa: la estrechez de sus ideas. Aferrarse a semejantes bagatelas es demostrar carencia de buenas razones.

     Espiritualismo [spiritualism] y espiritualista [spiritualist] son las palabras inglesas que han sido empleadas en Estados Unidos desde que comenzaron las manifestaciones de los Espíritus. Al principio, y durante algún tiempo, también fueron empleadas en Francia.

      Pero desde que aparecieron los términos espírita y espiritismo se comprendió tan bien su utilidad, que fueron aceptados de inmediato por el público. Actualmente su empleo se ha consagrado a tal punto que los mismos adversarios -que fueron los primeros en calificar esos términos de barbarismos- no emplean otros.

      Los sermones y las pastorales que anatematizan al espiritismo y a los espíritas producirían una enorme confusión en las ideas si estuvieran dirigidos al espiritualismo y a los espiritualistas.

      Bárbaros o no, esos términos están incluidos desde ahora en la lengua corriente, así como en todas las lenguas de Europa. Son los únicos empleados en las publicaciones, sean favorables o contrarias, que se realizan en todos los países, y ocupan el primer lugar en la columna de la nomenclatura de la nueva ciencia.

     Para expresar los fenómenos especiales de esa ciencia, necesitábamos términos especiales. El espiritismo posee ahora su nomenclatura, como la química posee la suya.2

   Las palabras espiritualismo y espiritualista, aplicadas a las manifestaciones de los Espíritus, al día de hoy ya no son empleadas, salvo por los adeptos de la escuela llamada americana.

2 Esas palabras, además, poseen hoy derecho de ciudadanía. Se las encuentra en el suplemento del Petit Dictionnaire des Dictionnaires français, extracto de Napoleón Landais, obra cuya tirada llega a los veinte mil ejemplares. Allí encontramos la definición y la etimología de las palabras: erraticidad (erraticité), medianímico (médianimique), médium (médium), mediumnidad (médiumnité), periespíritu (périsprit), pneumatografía (pneumatographie), pneumatofonía (pneumatophonie), psicógrafo (psychographe), psicografía (psychographie), psicofonía (psichophonie), reencarnación (réincarnation), sematología (sématologie), espírita (spirite), espiritismo (spiritisme), espiritista (spiritiste), estereotita (stéréotite), tiptología (typtologie). También se encuentran en la nueva edición del Dictionaire universel de Maurice Lachâtre, con las especificaciones correspondientes. (Nota de Allan Kardec.)



      

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