Revista Espírita de 1858, p. 199
"Existe
polémica y polémicas; pero hay una ante la
cual no retrocederemos jamás, que es la discusión seria de los principios que profesamos."
Allan Kardec era consciente y los espíritus también
le advirtieron que a la teoría liberadora del Espiritismo se opondrían espíritus y hombres interesados en
mantener a la humanidad ignorante, sumisa y atrasada.
Inmersos
en las imperfecciones derivadas de su orgullo y egoísmo, sedientos de
privilegios y servilismo, conscientes de las grandes responsabilidades
personales y del largo trabajo de reconstrucción de sus personalidades a la que
deberán emprender por libre voluntad, les queda el intento de estorbar,
retrasar el esfuerzo ajeno, por la ilusión de no verse solos en el estado de
sufrimiento al que se han reducido.
En 1867, por
medio de un médium en profundo estado sonambúlico, Kardec oyó de los espíritus
una larga narrativa donde se le advertía, de los planes trazados para intentar destruir la doctrina espírita.
Desde los insultos y amenazas de los púlpitos hasta la difamación en los medios
de comunicación, todos los esfuerzos se volverían contra la doctrina de la
libertad. Pero un paso decisivo sería dado, revelaron los espíritus;
Cuando los enemigos pensaron sobre el Espiritismo:
El plan
había cambiado, en lugar de atacar al espiritismo de fuera, imitando el
episodio histórico del caballo de Troya, ahora el intento sería atacarlo desde
dentro, por medio de aquellos que participan del movimiento y de su
divulgación. Veamos lo que los espíritus le dijeron a Kardec:
"Veréis formaros en reuniones espíritas, cuyo
objetivo declarado será la defensa de la doctrina, y el secreto será su destrucción;
supuestos médiums tendrán las comunicaciones de comando
apropiadas al oculto objetivo que se proponen;
publicaciones que, bajo el manto del espiritismo, se esforzarán por demolerlo;
doctrinas que le prestarán algunas ideas, pero con el pensamiento de
suplantarlo. He aquí la lucha, la verdadera lucha a ser sostenida, y
que será perseguida con obstinación, pero de la cual saldrá victorioso el más
fuerte" (Idec, ibidem).
El
Espiritismo, de forma inédita y definitiva, ofrece una teoría moral,
renovadora, transformadora.
Difiere de todas las tradiciones religiosas en
sus enseñanzas metafísicas, aleja las ideas de caída, castigo divino,
degeneración del mundo, condenación, sufrimiento como castigo, en fin, toda la
doctrina del pecado.
En
su lugar ofrece la verdadera relación de Dios con nosotros como siendo
establecida por la más plena libertad. La moral es una conquista del esfuerzo
personal, de la lucha por renovarse, el Espiritismo revela la autonomía moral
como ley fundamental del mundo espiritual.
Esa comunicación de 1867, fue una alerta para el futuro del movimiento espírita.
Falsas teorías, médiums
fascinados, tergiversaciones y mistificaciones serían incorporadas al discurso
de las tribunas y letras de los artículos tergiversando el mensaje original.
Kardec no sabía que la doctrina que estableció en sus obras iba a atravesar el océano y llegar ampliamente divulgada en tierras brasileñas. Sin embargo, la profecía de los planes para destruir el Espiritismo se ha hecho plena y amplia por aquí, desde los tiempos de su llegada en el siglo 19.
¡Pero no todos se callaron! Líderes
y estudiosos de la doctrina espírita clamaron por la tesis espírita de la
libertad, de la educación, de la autonomía moral, en defensa de los conceptos
fundamentales originarios de los espíritus superiores.
Avisaron
a los participantes del movimiento espírita de que sería fundamental seguir las
orientaciones de Kardec en la defensa del Espiritismo, como
la alerta que el maestro hizo en 1865:
"Es un deber para todos los espíritas sinceros y
devotos repudiar y desaprobar
abiertamente, en su nombre, los abusos de todos
los géneros que podrían comprometerla, a fin de no asumirles la
responsabilidad. Pactar con esos abusos sería volverse cómplice y proporcionar
armas a nuestros adversarios" (Revista Espírita de 1865,
p.20).
Kardec
no entró en polémicas infantiles, no dedicó su tiempo a tratar de convencer a
nadie que no luchó contra el Espiritismo, no respondió cartas anónimas. Él invirtió
su tiempo en aclarar a aquellos interesados, aquellos que deseaban comprender
esta doctrina más profundamente.
Y no escapó al debate cuando los puntos
fundamentales estaban distorsionados, o los medios anunciaron
falsedades:
Aquí sus palabras:
"Hay polémica y polémica; y hay una ante la cual no retrocederemos jamás, que es la discusión seria de los principios que profesamos." (Revista Espírita de 1858, p. 199).
En
el siglo pasado, los consejos de Kardec fueron oídos por diversos estudiosos
espíritas. Una de esas voces conscientes, de esos influyentes líderes altivos,
sinceros y dedicados a la causa espírita fue el filósofo Herculano Pires.
Sus
obras, conquistas perennes de un trabajo arduo e incansable y casi solitario fueron
un ejemplo, un modelo, una inspiración para las nuevas generaciones de
espíritas. Su dedicación al recobramiento del Espiritismo tal como propuesto
por Kardec se ha reflejado en los trabajos y estudios conscientes de diversos
investigadores, conferenciantes y médiums alertas y actuantes del movimiento
espírita.
Algunos
pudieron escuchar en vivo la voz firme, consoladora y determinada de las
conferencias, clases y programas radiofónicos de Herculano. La gran mayoría
despertó el interés y se sumergió ávido en las obras de Kardec después de leer
los importantes libros del mayor filósofo espírita que tuvimos. Herculano Pires,
es y fue ese estandarte de todos los que actualmente luchan para romper las
amarras retorcidas en las que la divulgación espírita ha caído hondo por la manipulación
religiosa
Una
alerta consciente fue dada por Herculano en la obra Curso Dinámico de Espiritismo,
delante de las tergiversaciones y desviaciones que él veía
ocurrir en el medio espírita de su tiempo, y, vale recordar,
haciendo eco a la revelación de 1867 dada a Kardec que citamos arriba:.
Herculano Pires:
"Todo espírita consciente de sus responsabilidades humanas y
doctrinarias está en el deber intransferible de luchar contra esas olas de
contaminación espiritual que pesan en la atmósfera terrena.”
“Nadie tiene derecho a cruzarse de brazos en nombre de una falsa
tolerancia que los llevará a la complicidad.”
Los propios e infelices individuos y propagadores de estas ridículas
teorías son los más necesitados de ayuda. Es legítima caridad rechazar
todas esas fantasías en nombre de la verdad, aunque eso lastime a los
compañeros engañados" (Idec, p. 98).
No se puede quedarse quieto, aceptando las
cosas como están, preguntándose:
"¿Qué se puede hacer? las cosas son así
mismo, no vale la pena moverse, sólo me traerá problemas".
Esa
tolerancia es una complicidad inexcusable.
¡No se pide el
combate directo, la caza de brujas, no! La actitud de renovación
no es esa falsa defensa.
La
verdadera solución está en la reconstrucción de las enseñanzas originales por
la laboriosa recuperación y por la clarificación mediante el diálogo, el debate
productivo, la tolerancia, la libertad de pensamiento.
Observen con atención cómo
Herculano alerta de forma enfática y sin rodeos:
"La
tolerancia comodista de los que ven el error y se callan es un crimen que hay
que pagar en el futuro.
Quien pacta con
el error para no crear problemas está, sin saberlo, enredándose en las
telarañas sombrías de la mentira, comprometiéndose con los mentirosos.
Y ese
compromiso es un desprecio a todos los que se sacrificaron en el pasado y se
sacrifican en el presente para ayudar a la Humanidad en la defensa de sus
derechos evolutivos.
Este es el
momento grave de la evolución terrena en el que no podemos olvidar la
advertencia de Jesús: Sea el tuyo hablar sí, sí; no, no.
Multitudes de
criaturas fueron sacrificadas en el pasado para que la Humanidad se liberara de
sus engaños y pudiera encontrar los caminos limpios de la verdad, es decir, de
las cosas reales, verdaderas, que nos conducen al saber y a la libertad.
Si traicionamos
hoy, cómodamente, a estos innumerables mártires, estaremos ensuciando la
dignidad humana, cubriendo de basura los senderos de la verdad abiertos por
Cristo y ahora reabiertos por el Espíritu de la Verdad a través de Kardec"
(Idec, Ibidem).
Y
entonces, definiendo claramente la mejor manera de combatir el Espiritismo,
como se propuso a demostrar el título de este artículo, explica Herculano Pires:
"No existe lugar para comodismos, compadrismos, tolerancias
criminales en el medio espírita.
Cada uno será
responsable por las malas hierbas que deje crecer a su alrededor.
Esa es la
manera más eficaz de combatir el Espiritismo en la actualidad: cruzar los
brazos, sonreír amablemente, acordar para no contrariar, porque, en ese caso,
el combate a la doctrina no viene de fuera, sino de dentro del movimiento
doctrinario" (Idec,
Ibidem).
Para
entender ese estado de cosas vale la pena la siguiente comparación que la
aclara.
Vamos a suponer que el gobierno detectara que las ideas
equivocadas esparcidas por las multitudes sobre la física estuvieran
perjudicando el desarrollo de nuestra sociedad. Un plan sería propuesto para
revertir la situación: enseñar física por todos los medios de divulgación en
mensajes simples y objetivos, explicando los conceptos básicos de la física
moderna, de forma a revertir los equívocos de la cultura popular. Pero ¿quién
va a elaborar esas enseñanzas? ¿Los burócratas del gobierno? ¿Los políticos?
¿Los profesionales de la prensa? ¡No! ¡De ninguna manera! Sólo sería posible
construir un plan coherente de enseñanza de la física por quien haya estudiado
profundamente esa ciencia. Nada más coherente. Por lo demás, la acción
naufragaría.
Lo mismo
ocurre con el Espiritismo, que en su contenido tiene la extensión y profundidad
de las demás ciencias. No existen, sin embargo, profesores y especialistas en
el Espiritismo. No hay quien se pueda calificar como tal. ¡Ante
la doctrina espírita somos todos estudiantes! Sin
embargo, una divulgación consciente y adecuada del Espiritismo sólo es posible
después de un estudio profundo de toda la obra de Kardec, incluyendo sus
libros, la colección de la Revista Espírita, además del conocimiento del
contexto cultural francés del siglo 19, para que los artículos e hipótesis
presentadas por Kardec tengan sentido hoy, pues los paradigmas de las ciencias
han cambiado mucho en los últimos 150 años.
Las obras de Herculano, son inspiradoras
de una actitud valiente y responsable ante la teoría espírita. Su alerta es
actual y necesita ser divulgado, para que en el futuro, con el Espiritismo
recuperado y conocido por las multitudes, secundando la regeneración de la
Humanidad, haga ese estado de cosas descrito a continuación por el filósofo
apenas un infeliz episodio del pasado:
"Bastan esos hechos para mostrarnos que el
Espiritismo es el Gran Desconocido de los propios espíritas. Y es por eso,
debido a esa negligencia imperdonable en el estudio de la doctrina, que los
propios adeptos se transformaron en eficientes instrumentos de combate al
Espiritismo. Las personas de sentido común y cultura se alejan horrorizadas de
un medio en el que sólo podrían permanecer en ritmo de retroceso al
condicionamiento de las creencias y del fanatismo. En el campo científico la
nada no existe ni puede existir. Y como la base de la doctrina es la
Ciencia, la sólida base de los hechos, la verdad indiscutible es que nuestro
movimiento espírita no tiene base.
Si los
espíritas conscientes no se disponen a un intento de reconstrucción, de
levantar ese edificio en peligro, quedaremos en la condición de nababos que
desprecian sus riquezas por incompetencia para gestionarlas. Tenemos en nuestras
manos la Ciencia Admirable que el Espíritu de la Verdad propuso a Descartes y
más tarde confió a Kardec. ¿Pero de qué sirve la ciencia y el poder, la fortuna
y la gloria, si no somos capaces de velar por todo esto y ni siquiera de
comprender lo que poseemos? Nosotros mismos abrimos el portal de la muralla y
recogimos, alegres y estultos, el Caballo de Troya en nuestra fortaleza
inexpugnable" (Curso Dinámico de Espiritismo).
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