Traducción al español por Jaime Baquerizo Sotomayor
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RADIOGRAFÍA
DE LA DESNATURALIZACIÓN DEL
“ESPIRITISMO” BRASILEÑO, POR CARLOS IMBASSAHY
Un
importante texto de la autoría del Dr. Carlos Imbassahy y
un interesante (y ejemplar...) resumen biográfico de la autoría de Carmen Imbassahy,
esposa de su hijo Carlos de Brito Imbassahy.
La
tergiversación del Espiritismo comenzó tan pronto, como se instaló en Brasil.
Los primeros espíritas no tuvieron estructura mental y emocional para absorber
el pensamiento de Allan Kardec. Se derivaron para el
evangelismo, atendiendo a las propias tendencias: fruto del roustainguismo.
El
movimiento espírita gateo al menos 50 años
hasta que vino el "boom" de Chico
Xavier. Desde entonces se verificó que el roustainguismo estaba visceralmente
infiltrado en el pensamiento espírita brasileño, influenciado por Bezerra de
Menezes y sus socios, con la fundación de la Federación Espírita
Brasileña.
Eso
porque Emmanuel,
guía de Chico
Xavier, sólo hizo acentuar esa desviación fundando oficialmente la religión espírita y refrendando la cristolatría
inaugurada por el
Ángel Ismael.
Ambos
afirmaron, como “Espíritus
Superiores”, que el Espiritismo tiene por misión restaurar el
evangelio y como tal existe entre él y las iglesias cristianas un lazo muy
fuerte, aunque éstas lo rechazan.
Este
alejamiento de la real estructura del Espiritismo Kardecista originó una sub doctrina espírita, un pseudo-Espiritismo,
cuyos cimientos reposan claramente en las ideas de Roustaing, Emmanuel
y otros ligados al cristianismo.
Se
ha aceptado porque los dirigentes espíritas de todos los niveles, en su
aplastante mayoría, desconocen el pensamiento de Allan Kardec.
Oriundos
del catolicismo se sienten "en casa" con esa derivación evangélico-mediúmnica
a la que se redujo el proyecto inicial del fundador del Espiritismo.
La
imagen del Espiritismo brasileño es religioso, confundida con la umbanda y
cultos afro-católicos.
Todo
el esquema de actuación está asentado sobre los presupuestos del catolicismo,
es decir, culpa y castigo y ese es el
pensamiento central de ese pseudo-Espiritismo Brasileño.
Además
de Roustaing, otros personajes entran en esta
historia: Joanna de Angelis (Divaldo Franco), Edgard Armond
y hasta Pietro Ubaldi, así como otros que
nada tuvieron que ver con el pensamiento de Kardec. Que por otra parte, es el
gran excluido de ese llamado espiritismo Brasileño.
Existe un grupo de espíritas que se autodenomina de
"auténticos
Kardecistas" y que se esmera en un férreo combate a la Federación Espírita Brasileña y
al roustainguismo, centrados
en el detalle absolutamente despreciable del cuerpo fluídico de Jesús.
En
el sentido de Krishnamurti de Carvalho Dias, ese es el "buey de piraña" que
posibilita la entrada de conceptos contrarios a la gran contribución Kardecista,
que es la inmortalidad,
la ley de la
evolución, progresiva y continúa.
Sin
embargo, ese grupo de " auténticos Kardecistas ",
curiosamente, acepta el aspecto religioso del Espiritismo y de cierta forma la CRISTOLATRIA roustainguista al apoyarse en las tesis de Emmanuel , la evolución en línea recta y
el papel de "gobernador" del planeta asignado al Cristo, Cuando nada de
esto puede ser auténticamente encontrado en el pensamiento genuino de Kardec.
Sin
embargo, los combates delinean lo político y lo imaginario, pues esos tales "espíritas
auténticos" continúan creyendo que Kardec fue sólo el
codificador y no el fundador del Espiritismo. Y aún siguen detrás del mito cristiano del salvador y del mito judío del mesías.
No
aprendieron la lección histórica de la evolución general y del sentido
progresista de Kardec. Se aferran al aspecto místico de
la revelación sobrenatural, en la jefatura mítica de Jesucristo, como "el Espíritu de
la Verdad" y de ahí para adelante.
Desde
hace más de 30 años
estamos luchando, muchas veces en solitario, por la instalación de la doctrina Kardecista,
única forma de salvar el Espiritismo fundado por Allan Kardec de naufragar.
Porque el Espiritismo que se practica y se propaga en Brasil, de modo general,
no fue fundado ni codificado por Kardec. (...)
Carlos Imbassahy
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